lunes, 7 de julio de 2008

Estamos con el campo

Todos hemos seguido con atención los 101 días de conflicto entre el gobierno y el campo. Hay quienes desde el silencio hemos acompañado el reclamo. Hoy estamos ante una situación de incertidumbre que nos permite explayarnos en el idioma que más nos atrae a todos los argentinos: las hipótesis de lo que puede ocurrir. Para ello somos especialistas y sino las inventamos.
Poco he visto en los medios locales referirse con fundamentos valederos sobre el conflicto. Más aun cuando los que realmente saben del tema no terminan siendo claros en cierto aspecto. Los especialistas aducen que con las retenciones móviles se torne poco rentable la explotación de la tierra, que con los gastos que se originan, el aumento de los insumos y todo el movimiento que acarrea, los números no dan. Las probabilidades son ciertas. Mucho más cuando el panorama es puramente de previsibilidad: con este método todos saben cual va a ser la rentabilidad aun cuando los precios internacionales por la demanda de alimentos crezcan paulatinamente. Por ende estamos ante una situación, inmersa en una meseta por los próximos 3 años y medio, hasta que la sociedad vuelva a votar por este modelo o por algún modelo de reconversión del propio peronismo conseguida por arte de magia como nos tienen acostumbrados. Recordemos que de todos los que hoy son Kirschneristas, hasta hace 5 años eran Duhaldistas y más añejamente Menemistas. En consecuencia, esa falta de memoria a la cual estamos acostumbrados los “argentinos y argentinas”, frase celebre de nuestra presidente feminista devenida a menos por su condición de mujer, puede acarrearnos al olvido de esta insoportable situación de saqueo ilimitado en todos los aspectos de las economías regionales.
Quienes trabajamos en política y tratamos de hacer política pensando en el bienestar de toda la sociedad, seguimos relegados a catástrofes naturales de quienes conducen la república sin la mas mínima idea de que se esta hablando cuando puntualmente toman medidas que deterioran el futuro de una actividad. Mucho más aun cuando esas medidas están refrendadas por el impulso y las palabras de quienes se refieren con odio y despectivamente a las oligarquías y terratenientes de la Argentina. Esto nos demuestra que mas allá del odio que los mueve, necesitan un vocero piquetero para decir lo que realmente piensan porque son cobardes.
Nadie se tiene que poner de rodillas, mucho menos el campo y desde luego el pueblo tenemos la obligación moral de acompañarlos en este mal trance. Porque estos “señores” de actitudes patoteriles tengan hoy la posibilidad de gobernarnos, no tienen el derecho de doblegarnos como ha sucedido en épocas nefastas.
Esta es la lucha que debemos entablar codo a codo, dejando de lado las pertenencias extremas para dar lugar a otros objetivos. Es aquí donde deben prevalecer premisas fundamentales como los principios, la moral, la ética y la justicia por sobre todas las cosas. Todos sabemos que son medidas confiscatorias y anticonstitucionales. A nadie se le puede retener más del 33% de su rentabilidad. Tal vez no sea la persona indicada que deba promulgar estas condiciones, pero ya he conseguido el perdón espiritual y con eso me basta para promocionar el camino que debemos transitar para la recuperación de los valores ocultos y temporarios con que fuimos educados. Existen líderes nacionales como Margarita Stolbizer y Elisa Carrió que se encuentran en este sentido, y con ellas desde todos los pueblos y desde todos los ámbitos saldremos como habíamos prometido en la campaña de este atolladero en que nos ha metido la pareja presidencial.
Los pobres estamos afectados por ser pobres, los medios están afectados por la lucha de no ser pobres, los ricos están afectados porque siendo ricos comienzan a sentirse pobres. Seria mucho mejor que quien se cree el Robin Hood de los argentinos de todo lo que roba salvase a uno de los 14 chicos que mueren por día de desnutrición en nuestro país.
Vamos por el camino de la paz social, salvo que situaciones extremas no permitan el anhelo de la mayoría de la sociedad paciente y madura como nunca antes se la había notado.

Guillermo Durañy
Gral. Arenales

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